martes, 18 de enero de 2011

la casita

Villa Gesell tiene un encanto especial, momentos irrepetibles, situaciones de vida que en el momento pasan como uno más, pero que con el tiempo se vuelven luz, no amarillean.

Hace unos días regresé por trabajo, ansiosa por caminar por sus calles.

Una mano me guiaba, primero despacio, luego con una ansiedad apremiante, tenía que volver a ver "la casita".

Enmarcada en un entorno paradisíaco, el lugar en el mundo, me dió la bienvenida desde la tranquera, silenciosa, pero a la vez susurrando ...

En la noche, los pinos cantan, los duendes corretean, las almas sonrien...

Desde el porche, agitaste tu mano, me llamaste nena, reclamaste el mate, besaste mis labios para retornar a la estrella...

Fui feliz, aunque sea por instantes y me alejé tranquila, cobijada por los recuerdos.

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